Con la llegada del otoño el bosque empieza a recuperar su propia vida y a los seres misteriosos que lo habitan y transitan. Lo que iremos desgranando en relatos que al calor de la oscuridad y la lluvia serán una nueva manera de interpretar este bosque aparentemente dormido…
Julio Caro Baroja decía en sus Ensayos de Mitología Popular que la Mitología no es algo muerto y «casi siempre encierra, en sí, creencias o ideas más tangibles que las puramente simbólicas», amparándonos en esa afirmación y en Malinowsky que nos muestra que el mito, «lejos de ser un ocioso quehacer mental, constituye un ingrediente vital de la relación práctica del hombre con su entorno», buscaremos breves historias que transcurran en nuestro bosque.
En sus cuevas quedan escondidos los secretos de las Xanas que se acercan al río para lavar sus largos cabellos, mientras el cuélebre cuida sus tesoros. Nuberos y trasgos, busgosos y ventolinos serán merodeadores entre las rocas y los árboles, ocultos en la espesura y retándose unos a otros en travesuras y trampas para los incautos. Vamos a permitir que la imaginación ponga palabras a la experiencia vivida en este bosque. Cuando llegue la nueva temporada y la primavera renueve los vestidos de los árboles y saque brillo a los musgos, veremos de otra manera este entorno misterioso que, oculto por el bullicio, seguirá guardando historias inolvidables.
Aunque no sean todos los que son si serán los que estén porque sería imposible abarcar el extenso mundo, rico y variado de la mitología asturiana. Pequeños relatos actuales, más o menos entretenidos, con el poso de otro mundo mágico que, hasta entrado el siglo xx explicaba hechos cotidianos del mundo rural real. De esta manera intentaremos mantener estas tradiciones más vivas y familiares, palpitando en los hechos pequeños.
Fotografías del bosque de Bolao en Selva Asturiana, Llanes