Cuando nuestros sentidos están en contacto frecuente con la tierra, lo están con su carácter tranquilizador que aporta un importante factor de seguridad psicológica muy importante. Sólo cuando seamos capaces de procesar confiada y seguramente nuestra propia naturaleza y la naturaleza de lo que llamamos «mundo», entonces seremos tal vez capaces de dirigir de forma inteligente el rumbo de nuestro destino. Sólo podremos seguir nuestro camino si nos mantenemos al lado de la naturaleza, con los pies firmemente asentados en el suelo, de lo contrario, nos limitaremos a ir detrás del materialismo, siguiéndole como el flautista de Hamelin, hasta el desesperado límite de una existencia cada vez más artificial y sintética.
Fuente.-Eva Selhub y Alan Logan