Durante mucho tiempo los remedios naturales , y sobre todo las plantas medicinales , fueron el principal e incluso el único recurso de que disponía el médico.Los papiros relativos a la medicina son los que nos han dado a conocer las materias médicas y la experiencia de los antiguos egipcios. Algunas recetas egipcias tenían mucho que ver con la magia; en ellas se mencionaban numerosos remedios infalibles. Se recurría en estas recetas a unas 400 materias primas que debían de estar en la antigua farmacopea egipcia. El primer grupo está constituido por sustancias de origen animal; sangre, carne, leche, huevos y miel, pero sobre todo orina y excrementos. El segundo lo componen sustancias vegetales, entre ellas los árboles, la acacia, el melocotonero, el cedro, la palmera datilera,el granado, el algarrobo. Entre las plantas no leñosas ; el anís, el ajo, el trigo, la cebada, el comino, la lechuga, el cilantro, el loto, la adormidera, la vid, la sandía…Se utilizaban todas las partes vegetales. hojas, flores, frutos, raíces, resina, madera, jugo, aceite, virutas y paja así como las cenizas y el humo. Los preparados eran administrados en forma de polvo, píldoras, supositorios, terrones, tortas o galletas. para las aplicaciones externas se preparaban ungüentos, pastas o purés.
La medicina babilónica la conocemos gracias a las tablillas con listas de drogas que dejaron cuidadosamente redactadas en escritura cuneiforme. A diferencia de las del antiguo Egipto, la fórmulas babilónicas no indican pesos ni medidas, parecía existir un acuerdo tácito entre los médicos en lo referente a las dosis empleadas. Se daba gran importancia al momento en que se preparaba el remedio. El más propicio se localizaba en la noche o en el alba, poco antes de la salida del sol. Las decocciones y las maceraciones se preparaban al caer la tarde y el enfermo las tomaba en ayunas al levantarse tras una noche de reposo.. Según R. C. Thopson , el recetario mesopotámico reunía unas 120 sustancias minerales, 250 plantas y 180 remedios de origen animal, algunos de los cuales aún no han podido ser identificados.
La filosofía de la antigua India reconocía en la naturaleza un flujo evolutivo continuo y creía que ella podía someterse a las fuerzas ocultas por medio de fórmulas mágicas. Las drogas indias se han hecho célebres en toda Asia y figuran en los formularios de medicina de los países occidentales. Europa debe a la India muchas especies y productos irreemplazables para la medicina: alcaravea, cáñamo, pimienta, cardamomo, jengibre, clavo, nuez moscada, madera de sándalo, aceite de ricino, aceite de sésamo, áloe. etc…
La medicina moderna debe a los chinos muchas de sus plantas y remedios, entre los que citar el ruibarbo, el alcanfor, la efedrina, el ginseng, el badián (anís estrellado), y el té. Al igual que la medicina occidental, la china también empleaba la raíz del granado y el acónito del que obtenía la aconitina; entre los minerales usaba el hierro, el arsénico, el mercurio y el azufre. Los médicos antiguos preparaban personalmente sus medicamentos sirviéndose para ello de las sustancias que les suministraban los herboristas y los mercaderes, algunos de estos auténticos charlatanes que preparaban todo tipo de «filtros» y «pociones mágicas». Los demás, por el contrario,los más numerosos, se dedicaban honradamente a las plantas medicinales dejando a la posteridad croquis, esquemas, descripciones de plantas e indicaciones sobre sus posibles efectos. No puede faltar en este glosario la mención a Hipócrates, «padre de la medicina», así como la aportación de la medicina árabe señalando a Avicena el más célebre, con un talento excepcional dedicado a estudio de todas las ciencias por entonces conocidas y a la búsqueda de traducciones de autores más antiguos. Se refrió a 811 productos vegetales y minerales y explicó sus efectos sobre el organismo humano. Avicena permanece como representante de una medicina de «vanguardia» y puede seguir siendo citado como ejemplo por personas cultas de todo el mundo.
Fuente: Plantas Medicinales (Ediciones Susaeta)