Un mundo a orillas del mar Cantábrico resguardado por la Sierra del Cuera, entre el mar y la roca duerme la pequeña historia de un lugar que la memoria sitúa en pasado y quiere resurgir de su letargo.
Para llevarlo a cabo queremos procurar, en todo momento, ser fieles a las peticiones del espacio dentro de lo que se denomina Turismo de Naturaleza; “Aquel que tiene como principales motivaciones la realización de actividades recreativas y de esparcimiento, la interpretación y/o conocimiento de la naturaleza, con diferente grado de profundidad y la práctica de actividades deportivas de diferente intensidad física y riesgo que usen expresamente el medio natural de forma específica, garantizando la seguridad del turista, sin degradar o agotar los recursos.”
Sobre el trazo verde del mapa, se indica la posición de una «mina de hierro», el famoso «pozu de la mina», año de 1943. » Otro día habíamos caminado hasta la mina de hierro. Recuerdo, aunque vagamente, el pozo de color rojizo y con pequeñas lagunas de aguas azuladas donde se reflejaba la abundante fronda. Las vagonetas en una vía muy estrecha esperaban ser empujadas y una pared de norte a sur que partía el pozo en dos. A los lados de la mina se depositaba la tierra extraída formando montículos rojizos entre los que se hallaba la mena de pirita que por sus destellos dorados parecían de oro.(…) El sonido de la bomba que achicaba continuamente el agua del pozo, (…) llenaba el ambiente de misterio mientras vertía al río un chorro de agua barrosa que anegaba el camino.»