Playas asturianas con premio
Hay arenales donde reina el surf, otros con chiringuito de lujo a pie de arena. Los hay para ir desnudo, con perro y hasta con huellas de dinosaurio o paseos a caballo
«Los surfistas lo tienen siempre más fácil: les da igual que las nubes estropeen un buen día de sol. Y en la costa asturiana hay cientos de lanzaderas para sus tablas. Salinas es una de ellas, con las excelentes olas de su playa o de la cercana de Bayas. Varias escuelas imparten cursos de iniciación a este deporte y los ya versados cuentan con alojamientos especialmente pensados para ellos. Sin bajarse de la tabla, al oriente del mapa, en Llanes, la Escuela Asturiana de Surf, en Barro, ofrece clases de la modalidad de Stand Up Paddle Surf. O tal y como ellos dicen, «experiencias sensoriales por la costa». Porque además de surcar de pie sobre una tabla aguas cristalinas «que pocos creen cuando ven las fotos que sean de Asturias», se busca ofrecer un paseo inolvidable, aportando datos sobre los lugares que se recorren, su historia, sus leyendas…
Cerca de allí, otra opción es la aventura en La Selva Asturiana de La Pereda, no muy lejos, por ejemplo, de la playa de Toró; o adentrarse en el santuario rupestre de la Cueva del Pindal, en las proximidades de la playa de La Franca, ya en Ribadedeva. Puede ser una jornada redonda, aunque el orbayu nos empape la camiseta, si rematamos la excursión por oriente ante unos pescadinos o unos mariscos del Cantábrico, sabia y pulcramente cocinados en el restaurante Güeyu Mar, en la playa riosellana de Vega.»