Hojas de Betula maximowicziana

Los abedules son árboles caducifolios ligados a suelos muy húmedos, con una característica corteza blanca o plateada (hasta anaranjada en algunas especies exóticas), con cicatrices de color negro. Hojas de 4-7 cm de longitud, simples, dispuestas de modo alterno, ovales u oval-triangulares, y con el borde irregularmente aserrado o, a veces, doblemente aserrado.
Flores pequeñas, poco llamativas y unisexuales, pero aparecen las de ambos sexos en el mismo árbol. Las masculinas llevan dos estambres ramificados que parecen cuatro; se agrupan en inflorescencias cilíndricas (amentos), que inician su desarrollo a finales del invierno y principios de la primavera, antes de que salgan las hojas. Las femeninas, igualmente muy pequeñas, están formadas sólo por un ovario acabado en dos estilos. Se reúnen igualmente en grupos de tres protegidas por una pequeña bráctea que, observada mejor con lupa, semeja la forma de la heráldica flor de lis. Los tríos de flores, con su correspondiente bráctea, también se agrupan en amentos más o menos cilíndricos y de desarrollo temprano. Los frutos, también poco llamativos, son secos, del tipo denominado aquenio, menores de 5 mm. Albergan la semilla en el centro y llevan dos alas laterales más o menos amplias según las variedades. Cuando están maduros, el amento femenino se deshace y son dispersados por el viento. Los jóvenes abedules se desarrollan bien en terrenos despejados, mejor que a la sombra de otros árboles.
Ramillas jóvenes cubiertas por un cierto tomento que se va perdiendo al avanzar la estación, de modo que en otoño ya es difícil de reconocer.

Habilidades

Publicado el

28 junio, 2016

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