En la playa del sablón, dibujé un corazón, la mar se lo llevará cuando llegue el temporal”… a ritmo de comba repetía la estrofa. Estaba atardeciendo y desde el exterior se veía la luz prendida de la cocina y el ir y venir de su hermana, entrando con leña, saliendo con un cesto, recogiendo los huevos del gallinero…Olvido, no tardes, hay que ayudar a madre…- La comba siguió dando vueltas, la cría siguió a la comba que se acercaba a la higuera. Hasta su tronco llegaron juntas y bajo sus hojas detuvieron la carrera y la canción.

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«…la mar se lo llevará cuando llegue el temporal”

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En la playa del sablón…

Un suspiro y una brisa descendieron sobre ambas y el cuerpo transparente de un niño alado se añadió al grupo. El rocío suave y cálido envolvía, como un aura, a la criatura frágil y diminuta que había permanecido oculta en las ramas del árbol…-Sé quién es el dueño del corazón que dibujaste, Olvido…- los párpados vencidos de la cría abrieron la puerta a la ensoñación que imaginaba las olas acercándose a la arena. Los brazos sujetaban la comba, laxos, el pelo revuelto le cubría la cara y los pasillos del sueño se inundaron de salitre y letras de arena, un suspiro breve fue recogido en el aire por el duende que lo atrapó en sus manos y, agitando sus alas, se perdió en un rayo de luna.

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Un suspiro y una brisa descendieron sobre ambas y el cuerpo transparente de un niño alado se añadió al grupo.

Despierta, Olvido!… hay que ir a la escuela… tienes a madre contenta– con rapidez unas manos retiraban el cobertor, arrebujada entre las sábanas la cría intentaba recordar cómo había llegado hasta allí…- Ya te dije que no te alejaras de casa, menos mal que te encontró Logio… ¡Habrías cogidu la muerte!… ¡Desde luego!… Seguía la hermana con la letanía… Al otro lado del cristal el Ventolín sonreía, en sus manos vacías quedaba espacio para recoger nuevos suspiros y llevarlos a su destino. Cogió altura y rumbo al bosque tomó nota de otros sueños que cumplir cuando la luna esparciese sus flecos de seda blanca sobre  los árboles.

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«Cogió altura y rumbo al bosque tomó nota de otros sueños que cumplir cuando la luna esparciese sus flecos de seda blanca sobre los árboles .»

 Documentación.-sobreleyendas.com

Fotografía.- Archivo Selva Asturiana

Texto.- Ana I.D.Goti

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