Los caballitos del diablo y las libélulas son  insectos  con un antiguo linaje. Durante el Carbonífero, algunos de sus antepasados ​​tenían una envergadura de hasta 30  pulgadas  (76 cm), pero las libélulas y caballitos del diablo de hoy en  día  rara vez tienen una envergadura de más de 7 pulgadas (17 cm). Las libélulas, que son más grandes y más activas que los caballitos del diablo, son más fáciles de observar y son un tema más interesante para los naturalistas aficionados que los caballitos del diablo, que son frágiles y difíciles de alcanzar. Las libélulas y los caballitos del diablo componen el orden Odonata, que incluye 6.000 especies que se dividen en 27 familias.

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Diferencias entre libélulas y caballitos del diablo:

Alas: En los caballitos del diablo ambos pares de alas son similares en tamaño y forma. En las libélulas las posteriores son de mayor tamaño y de forma distinta a las anteriores.

Descanso:La libélula descansa con las alas extendidas mientras que el caballito del diablo sostiene sus alas juntas sobre el abdomen.

Ojos: En los caballitos del diablo los ojos están separados por un ancho equivalente al tamaño de uno de ellos. En las libélulas están más juntos y más en el centro.

Otras diferencias: las libélulas son más activas que los caballitos. Los caballitos de diablo tienen el cuerpo más redondeado.

Puesta de huevos: Los caballitos del diablo ponen los huevos dentro de tejidos vegetales o debajo del agua; mientras que las libélulas los dispersan sobre el agua o la superficie de vegetación flotante.

Se ha descubierto recientemente que las libélulas emplean la ilusión óptica para acechar a otros insectos que invaden su territorio. Se pueden mover de tal forma que se proyectan a sí mismos como un objeto estático mientras atacan con rapidez a sus víctimas. Estos descubrimientos ilustran por primera vez cómo utilizan técnicas complejas de camuflaje durante el ataque aéreo.

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La noche de San Juan, noche mágica por excelencia del año, se encuentra repleta de innumerables ritos para allanar el destino y obtener otras gracias de la diosa Fortuna,  una leyenda cántabra cuenta que, sólo en ese día, los llamados caballucos del diablo pueden salir de su infernal morada para, entre otras fechorías, destrozar los campos en busca de los tréboles de 4 hojas nacidos esa misma noche. De esa forma evitan que los hombres puedan encontrarlos y les sean concedidas las cuatro gracias de la vida, una por hoja: vivir 100 años, no sufrir ningún dolor, no pasar hambre y soportar cualquier contrariedad con entereza. Lógicamente libélulas y caballitos poco tienen que ver con el ardiente infierno, justo lo contrario, pues su medio de vida gira entorno al agua, allí cazan otros insectos al vuelo, ponen sus huevos y las larvas viven de forma subacuática hasta que se trasforman en los adultos alados que conocemos.

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Ambos insectos han dejado algún otro legado bastante curioso, pues su conducta sexual fue fuente de inspiración para alguna postura de un famoso y antiguo texto hindú creado hace más de 2.000 años, el kamasutra, donde una de las “poses” se denomina, precisamente, la libélula.

 Fuentes: www.almabiologica.commargildibo.blogspot.com.eswww.ehowenespanol.com

Fotografía. Selva Asturiana

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