Aunque el amor surgió primera vista, el sentimiento perduró en el tiempo y se propagó con el efecto parecido a una gripe de invierno. Allí estaba el Bosque de Bolao que por próximo nos resultaba  prácticamente desconocido.


Surgieron entonces los debates, las reuniones acerca de la posibilidad de «volver a la vida» y mantener aquel espacio de manera sostenible dotándole de posibilidades que, llevadas al papel parecían no agotarse.

La belleza que nos había conquistado estaba confusa entre los vertidos que durante tiempo habían sido una constante, resultado del abandono.


Un primer contacto nos llevó a la Administración para considerar las posibilidades que tendríamos de sacar nuestro proyecto adelante considerando que se desarrollaría en el entorno protegido de la Cueva de la Herrería, el reto parecía posible, otoño del 2012.

A partir de ahí el equipo se puso en marcha, reuniones, tormentas de ideas, pros y contras y un impulso definitivo que nos decidió a embarcarnos en «El Embolao». En la noche de año nuevo de 2013 brindamos convencidos de que lo que teníamos entre manos podría ser una realidad y nos pusimos «manos a la obra».

A partir de ahí se ampliaron las consultas; representantes de FOMTUR, ALLARES  y diversas entidades de promoción turística de la zona, así como particulares interesados en la protección del medio ambiente y en la promoción local, consideraron el proyecto como un importante revulsivo para desestacionalizar y redireccionar la actividad de ocio al aire libre en la zona oriental de Asturias manteniendo en todo momento la premisa del respeto al espacio y a las diversas manifestaciones que en él se daban.              

Esa misma presentación se hizo ante el Ayuntamiento de Llanes,que consideró interesante y atractiva la propuesta tanto más cuanto se planteaba como una iniciativa privada.

No perdiendo de vista, en ningún momento, la sostenibilidad y el cuidado de la zona. La presentación del proyecto ante el programa LEADER obtuvo una más que buena respuesta, a lo que hubo que añadir el interés de la banca cívica, TRIODOS, que aceptó conceder el crédito solicitado para afrontar el reto.

A partir de ese momento creímos que empezaba la cuenta atrás, las idas y venidas que se sucedieron a partir de entonces se convirtieron en una epopeya aún inacabada.

                    

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